Hay personas que no creen en el matrimonio o en la convivencia de pareja.
Otros argumentan que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas, y que es preferible acabar con la relación, cuando ésta se apaga, en lugar de entrar en la hueca monotonía del matrimonio.
Yo respeto sus opiniones, pero les voy a contar mi experiencia:
"Mis padres vivieron 52 años casados. Un día, a mi padre le diagnosticaron un cáncer linfático y después de dos fases de quimioterapia su cuerpo no resistió y falleció.
Ese día, sus hijos nos reunimos con ella. En un ambiente de dolor y nostalgia, recordamos hermosas anécdotas y ella le dijo a mi hermano, que dónde estaría papa en este momento.
De pronto pidió que la lleváramos al cementerio.
A mi padre un gran hombre que se fue.
FGH